La filosofía en la educación como solución para la corrupción en la política peruana

 

Moises Elias Samata Hualpa

La corrupción enferma a la política de hoy. No permite satisfacer los derechos fundamentales de buena parte de las personas que habitan este mundo, aumenta la desigualdad social y ataca los pilares de la democracia y el Estado de derecho (Frias, 2022). En efecto, la premisa anterior se refleja en nuestra realidad peruana, ya que cuando se habla de un tópico relacionado con la democracia y la política, es casi imposible que no nos llegue a la mente la palabra “corrupción”. Los diferentes medios de comunicación todos los días nos bombardean con información que denota cómo nuestras autoridades usan el poder que se les encomendó para usarlo en beneficio propio a costa del sufrimiento del pueblo. Lo que es realmente alarmante es ver como nuestra ciudadanía parece haber normalizado y asimilado este comportamiento, desarrollando cierta apatía a buscarle una solución definitiva a la corrupción, convirtiendo para sí mismos a ambos conceptos en elementos inseparables o en algo peor: sinónimos. Esto constituye un gravísimo problema que debe ser solucionado.

Con este ensayo quiero argumentar cómo una educación que incorpore en su currícula educativa a la filosofía como parte fundamental de la formación de las personas, puede ayudar a eliminar de raíz a la corrupción de la política, para que así se tenga como resultado un Perú con una democracia verdaderamente útil. Para ello este ensayo estará estructurado de la siguiente manera: Primero se definirá qué es la democracia, la política y la corrupción política, luego se hará énfasis en las causas de esta última, para finalmente determinar cómo la filosofía en la educación constituiría una herramienta para su eliminación, partiendo desde la ética y el pensamiento filosófico contextualizado en la realidad social.

Para Samule Huntington (1994) citado por Tinoco (2020), “el procedimiento principal de la democracia consiste en la selección de líderes a través de elecciones competitivas por parte de las personas gobernadas por ellos” (p. 44). Entonces la democracia, a grandes rasgos, es el otorgamiento voluntario y temporal del poder que emana del pueblo a personas que nos representaran para que lo usen en beneficio de la población de manera equitativa, teniendo como límite criterios como los derechos, leyes, etc. 

En el caso peruano, el Estado está conformado por tres poderes, el Poder Legislativo, el Poder Ejecutivo y el Poder judicial, como lo determina la Constitución Política del Perú en su Título IV. Guevara, et al., (2022) sostiene que “la política puede definirse como toda actividad o asunto relacionado a una de las instituciones más antiguas creadas por la humanidad: El Estado” (p. 258). Dicho de otra forma, la política es todo aquel uso del poder que fue prestado a los representantes en beneficio de la población. Frias (2022) recopila data de diversos autores sobre la definición de corrupción política. De toda esta información se puede concluir que la perversión de la política en sí, ya sea para beneficio propio o de un grupo minoritario, aunado con la apatía y el distanciamiento de los ciudadanos hacia sus responsabilidades públicas, es lo que constituye a la corrupción política. Siendo partícipe en ella tanto representantes como ciudadanos.

Entonces, ¿qué es lo que hace que un funcionario cometa un acto corrupto? Según Velásquez (2020), en un enfoque psicosocial de la corrupción, sostiene que el acto corrupto es causado por la observación del comportamiento de los iguales, un análisis costo beneficio y las emociones. Poniendo un ejemplo, si una autoridad pública o privada ve que en su entorno todos cometen actos corruptos y no les pasa nada, entonces se planteará hacer lo mismo, haciendo una examinación del costo beneficio de su futura acción corrupta, aunado con sus emociones. Se evidencia entonces una grave falta de ética, valores y empatía para con los que lo eligieron, puesto que una persona con estas cualidades ni siquiera se plantearía caer en corrupción, es más, lucharía contra ella con todo su ser.

Toca ahora ver, qué causa el desinterés de la población con respecto a sus responsabilidades públicas. Esta tiene su origen en una falta de pensamiento crítico y reflexivo de los peruanos, debido a que como explica la filósofa Nussbaum (2021) la educación actual está en crisis porque forma individuos egoístas, motivados por la competencia, solamente capacitados para integrarse a un mercado laboral y generar progreso económico. Esto parece corresponder al análisis de la misión, visión y objetivos de la educación peruana dados por el Ministerio de Educación por parte de Ramírez, et al., (2022) en donde aclaran que pese a que estos proclaman tener como meta el desarrollo integral de las todas las potencialidades de los peruanos (pensamiento crítico, valores, etc.), esto solo queda como conceptos hechos por pensadores de escritorio, no se ven reflejados en la realidad. Un claro y amargo ejemplo lo tenemos en las últimas elecciones generales.

“La filosofía y la educación se enfocan en el hombre y, por lo tanto, ambas se complementan” (Brivio, et al., 2021, p. 61). “En el Perú la ética está de la malla curricular como parte de los estudios generales de la mayoría de las carreras universitarias” (Guevara, 2022, p. 258). Esto no es suficiente, la filosofía debe ser incorporada desde la educación básica regular como una asignatura en sí misma y no como conocimiento de relleno dentro de otros cursos, asimismo tiene que ser instruida por un especialista en la materia que le dé un enfoque destinado al desarrollo de un pensamiento crítico, reflexivo, creativo y ético en los educandos. De nada sirve memorizar los nombres, fechas de nacimiento y muerte de todos los filósofos que han existido, es conocimiento inútil. Se tiene que enseñar a argumentar, a reconocer falacias, mentiras, a pensar de forma crítica y reflexiva sobre la realidad y, sobre todo, sobre su propia realidad social. Para ello es deber del sistema educativo y todos los que lo conforman, incorporar estrategias pedagógicas que cumplan con llevar a los estudiantes a estos objetivos. De esta manera se generarán ciudadanos con un pensamiento filosófico, que estén interesados en los asuntos públicos que les competen, eliminando así uno de los dos componentes de la corrupción política.

Todo conocimiento si no está enmarcado en valores se torna peligroso. Formar individuos con la capacidad de argumentar y reconocer falacias resulta contraproducente si no se les enseña que tiene que usar estas “habilidades” para el beneficio de todos y no solo para el de sí mismos o de unos pocos. “La ética contemporánea busca los valores secu¬lares que gesten un cohabitar ciudadano donde la libertad de credo y el respeto a la diversidad sean reglas para cumplir sin que haya imposicio¬nes ideológicas” (Mendieta, 2022, p. 101). Con la búsqueda e identificación de los valores que nos permitan convivir en la sociedad de manera armoniosa y su necesaria enseñanza en la educación básica regular, se formarán ciudadanos verdaderamente éticos, personas que se preocupen por el bienestar del prójimo, eliminando el egoísmo y el hiperindividualismo. Haciendo esto se eliminará el segundo componente de la corrupción política, el que corresponde a nuestros funcionarios.

Se puede concluir que el concepto de corrupción política tiene dos componentes fundamentales. El primero de ellos tiene que ver con la falta de ética y por ende de valores, por parte de los funcionarios públicos. El segundo es la indiferencia de la población con respecto al ejercicio idóneo de sus responsabilidades públicas. Siendo entonces que la enseñanza de la ética (rama de la filosofía) nos permite adquirir valores seculares que nos hacen posible una armoniosa convivencia social, y que la filosofía misma nos ayuda a desarrollar un pensamiento crítico con respecto al mundo que nos rodea, se puede decir que la enseñanza de la filosofía en el sistema educativo básico regular peruano, es una muy buena solución para el problema de la corrupción política.

La incorporación de la filosofía en nuestra educación es la única forma para poder aspirar a formar personas que sean humanas, que no solo se interesen por el bienestar propio, sino del de todos los demás. Seres críticos, reflexivos, creativos, pero, sobre todo, seres con valores. La corrupción es uno de muchos males que han acompañado siempre no solo al Perú, a toda la humanidad, pero no es una enfermedad terminal, tiene solución y está en nuestras manos no la acción de hallarla, porque eso ya lo hemos hecho, sino utilizarla. Usar a la filosofía para crear esa sociedad, esa humanidad en donde nadie pisotee a nadie, en donde todos vivamos con la mayor felicidad posible, siempre guiados por la razón y los valores, eliminando el egoísmo, el individualismo, la competencia desenfrenada, es a lo que la una educación humana debe aspirar a llegar a ser.

Bibliografía

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Guevara, L. P., Tacca, W. R. Z., de los Santos, M. A. A., & Quispe, A. M. H. (2022). Ética, política y corrupción: una revisión conceptual enfatizada en Perú. Revista de ciencias sociales, 28(5), 256-267. https://doi.org/10.31876/rcs.v28i.38161

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Pozo Tinoco, J. M. (2020). La experiencia democrática y el sistema político peruano (1980-2020). ISHRA, Revista Del Instituto Seminario De Historia Rural Andina, (5), 43–66. https://doi.org/10.15381/ishra.v0i5.18067

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